Hoy en día vemos a la industria de la
moda como un ente glamuroso, lleno de luz y rodeado de gente hermosa. En donde
el lifestyle pareciera ser una línea invisible entre las grandes campañas de
moda y la vida cotidiana de los seres humanos. Rostros perfectos, cuerpos
esculturales y miradas profundas son lo que solemos ver en las grandes
plataformas de nuestro país.
La verdad
es que existe un porcentaje de realidad
y de fantasía por cada historia que se cuenta. En esta ocasión mi andar
por Designers Corner en la edición PV2013 de InterModa podría describirse como
una dualidad. En donde lo que yo espero como diseñador y lo que espero como
empresa suelen colapsar entre ellas en lo mas profundo de mi anhelo.
Al momento de llegar y ver a todos estos
grandes maquiladores, industriales y transnacionales; estos gigantes de la
industria textil nacional, uno pareciera ser un susurro mas en el viento que
mueve a tan espectacular expo. Aun así el sentimiento de dicha y de gloria no
se compara con el tamaño de ningún stand. Todo lo contrario, siempre es una
oportunidad para aprender a escuchar con detenimiento y dejar soplar al viento.
Las ruedas de prensa, las entrevistas
interminables, los clientes inquietos y el suspenso de una posible venta
siempre están presentes. Dentro de cada uno de estos personajes siempre existe
el anhelo, la fantasía y la expectativa.
Es ahí, justo en esa área de nuestro subconsciente en donde comienzo a
disfrutar mi trabajo. Miro con detenimiento y comienzo a entender que existe
expectativa en todos. La prensa espera que sea mas interesante de lo que ellos
imaginan, los clientes que cumpla con sus expectativas de fechas, los modelos
entrar en el casting adecuado y volar por la pasarela y así las mentes se
conectan entre sueños y esperanzas.
Cuando llega el día de la pasarela vuelvo
a ver mi trabajo plasmado en estos cuerpos perfectos; hombres hermosos hechos
casi a mano, y dentro de mi algo se enciende nuevamente. Es aquella
expectativa, aquel inconsciente que me recuerda ese primer minuto en el cual
uno comienza a bocetar. Llega el momento y el backstage se vuelve mucho mas
real y frio. Corren, vuela ropa, vestir y desvestir. Al final los modelos
salen, caminan y vuelven a llenar las expectativas de aquellos inquietos de las
gradas.
Detrás la realidad vuelve a ser de las
suyas y uno como diseñador se encuentra rodeado de colegas que ven tu trabajo,
que lo aprecian y que al igual que tu admiran y recuerdan esos bocetos que
pasaron por sus manos hasta terminar en ese caminar de treinta metros. Entre
cables, luces, coordinadores, mas modelos y una pantalla uno observa hasta el
momento en que el rostro del diseñador, se hace presente entre las mentes
ansiosas de los espectadores. Por fin llega esa mínima y eterna recompensa; en
donde tu trabajo se ha visto y uno se embriaga de alegría.
Es un instante tan mínimo, tan corto, tan
especial que pareciera que nunca ocurrió. Pero al final uno sigue trabajando,
pensando en nuevas ediciones, en nuevos proyectos y la realidad es que uno
nunca se detiene. Paso tras paso vamos alcanzando esta fantasía haciendo
realidad nuestras propias expectativas.
Eso es lo que creo, eso es lo que siento,
eso es lo que opino.
GALO BERTIN.
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